Por más que lo pensara no entendía cómo todo se podía ir a hacer puñetas en tan poco tiempo. El comisario Montejano veía entrar a los zombis a oleadas por la puerta principal del castillo sin apenas oposición.
Los pocos soldados que estaban de guardia habían dado la alarma rápidamente pero se habían visto incapaces de parar la invasión del castillo. Era como una ola gigante. Por más que dispararan y mataran zombis seguían entrando y habían comenzado a invadir el patio sin casi oposición.
En seguida se montó la defensa en el primer piso. Desde el mismo, los policías habían comenzado a disparar contra todo lo que se moviera en el patio del castillo. Afortunadamente el castillo era circular y la puerta daba directamente al patio que se podía observar desde todos los pisos del castillo… y disparar desde los mismos con relativa seguridad.
Ante el silencio de los militares Montejano había tomado una vez más el mando y había ordenado bloquear las escaleras al primer piso. Eso no detendría a los zombis, pero les daría tiempo para coordinarse y, a lo mejor, salvar la vida. Antes de bloquear las escaleras había ordenado a los pocos soldados que quedaban en el patio salir subir al primer piso. De reojo había visto a Marc y su amigo Tony bajar hasta el sótano, seguramente para alcanzar el vehículo que tenían preparado y salir del castillo para cumplir con su misión.
Pero lo que verdaderamente le alarmaba era la poca cantidad de soldados que quedaban. ¿Dónde estaba el comandante Bonet? ¿Y el resto de militares? No había ni rastro de ellos. Y sólo veía por el primer piso a un puñado de soldados, a sus hombres y a los periodistas que miraban de un lado para otro, armados sin saber realmente si disparar a los zombis o a sí mismos.
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