-Señáleles que no estamos armados salvo con nuestros encantos. Quiero decir que he visto unas cuantas mujeres entre los supervivientes. No me mire de esa manera comisario, soy un hombre, y me he pasado la mayor parte del tiempo encerrado en el cuartel desde que todo esto comenzó. Y no se nos permite confraternizar con nuestras compañeras soldado en tiempos de guerra. Y tampoco es que sean muchas.
-Creía que el ejército se había liberalizado.
-Claro que sí, hombre. Cualquier mujer puede tratar de acceder al ejército pero no se lo van a poner fácil. Los mandos siguen creyendo que las mujeres deberían estar en casa cuidando de los niños, manteniendo limpio el hogar y cocinándoles. Además, por lo que he visto tampoco parecen haber muchas mujeres en la policía local.
El comisario se quedó en silencio. Él no era precisamente de los que pensaban que el sitio de las mujeres era el hogar, pero lo cierto es que tampoco había hecho demasiado para atraer al llamado sexo débil a alistarse en la policía. Y era algo que su mujer le recordaba constantemente.
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viernes, 01 de marzo de 2013
Categorías: El tercer apocalipsis, Jornada 01 . . Autor: Apocalipsis Island . Comments: Deja un comentario