Jornada 01 Destino final (20)


-¿Un amigo suyo dice? –Preguntó interesado Ibáñez.

-Un amigo de la infancia creo, un tal Tony. Si no me cree puede preguntar a un superviviente que recogieron y se trajeron al castillo.

-A ver, ¿dónde está ese supuesto testigo? –Dijo gritando Ibáñez mientras agitaba nervioso su pistola.

Alguien se acercó temblando.

-Creo que se refiere a mí –dijo visiblemente nervioso Mateo- ¿Qué quiere saber?

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Jornada 01 Destino final (19)


-Seguro que fue uno de ustedes –dijo desafiante Ibáñez.

-Claro, porque nosotros vamos por ahí disparando a civiles sin excusa alguna –respondió igual de desafiante el comisario posando su mirada en el cadáver ante sus pies.

-Comisario, tranquilo, que se pierde –le advirtió Vázquez en voz baja.

-¿Y dónde está ahora ese supuesto científico? Seguro que está muerto, casualmente.

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Jornada 01 Destino final (18)


-Usted debe de conocerlos, por supuesto, al fin y al cabo uno de ellos está bajo sus órdenes, el inspector Alejandro del Castillo. Y le dieron cobijo en el castillo.

-Creo que se confunde –dijo el comisario- Es cierto que tuvimos un Castillo en el… castillo, pero su nombre era Marc, y no era policía, era un famosos científico.

-Claro, seguro, y yo voy y me lo creo.

-No hace falta. Pregunte a sus propios hombres, que se quedaron a defender el castillo valientemente. O al médico que le curó cuando alguien, misteriosamente, le disparó en medio de la noche.

Jornada 01 Destino final (17)


Vázquez se puso delante del comisario Montejano que iba a encararse con el capitán Ibáñez y le impidió seguir. Aunque no había estado directamente en el incidente que se había desarrollado en el cuartel de Son Busquets, el Ramix 91, donde había acabado con la vida del compañero del inspector Castillo, se lo habían contado e incluso había tenido la oportunidad de ver la grabación del incidente. De modo que sabía cómo se las gastaba su superior.

-No le dé excusas, comisario –le dijo- Sangre fría, que le va la vida en ello. Y si usted muere el resto de civiles irán detrás.

-Bien, veo que nadie más quiere decir nada –dijo Ibáñez con un tono triunfal en su voz- ¿Por dónde íbamos? Ah sí, mis fugitivos, ¿dónde están?

-¿Qué fugitivos? –Preguntó el comisario Montejano mordiéndose un labio.

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Jornada 01 Destino final (16)


-Yo estaba retransmitiendo la cabalgata de Reyes y pude ver cómo una de nuestras unidades móviles en la plaza España captaba cómo los militares huyeron en las Avenidas dejándonos a la merced de los zombis. Huyeron miserablemente. Todas esas armas, todo ese equipo para, a la hora de la verdad, salir corriendo en vez de defendernos como juraron. ¿Quiere que se lo diga a la cara? La gente como usted son cobardes. ¿Cómo es que no había ningún oficial entre los soldados que nos rescataron? ¿eh? ¿Dónde estaba usted con su pistolita?

Ibáñez le descerrajó un disparo directo a su cabeza ante la sorpresa de todos, civiles y soldados por igual.

-¿Alguien más quiere quejarse? –Preguntó Ibáñez en tono desafiante- A ver si nos enteramos. Ustedes, no son nada. Ya están muertos. Y mi piadosa merced decidirá si es rápida o les dejamos convertirse en zombi y así practicar el tiro.

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Jornada 01 Destino final (15)


Vázquez negó con la cabeza. No es que no tuvieran razón los que estaban gritando y, si supieran la verdad, que Ibáñez tuvo en sus manos acabar con la nueva plaga antes de que se extendiera, la cosa se pondría realmente fea. Pero esos gritos sólo hacían que empeorar las cosas. Ya era complicado negociar con ese imbécil en condiciones normales pero si le seguían insultando de esa manera las cosas empeorarían considerablemente.

-Muy valientes les veo –gritó Ibáñez- Pero a ver quién es el bonito que me lo dice a la cara y no se oculta en la turba.

Alguien salió de entre un grupo de personas y se acercó a Ibáñez hasta quedarse a apenas un metro.

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Jornada 01 Destino final (14)


-Muy gracioso, Vázquez, muy gracioso. Pero le voy a quitar la sonrisa de la boca de una vez por todas. ¿Sabe? Le iba a arrestar, pero ahora creo que simplemente le ejecutaré junto al resto de sus cómplices. Estos civiles que sólo han dado problemas y han conspirado para ocultar y dejar escapar a dos peligrosos fugitivos del glorioso ejército español.

-Sí que se ha cubierto de gloria luchando contra los zombis –dijo una voz desde la multitud ante la sorpresa del capitán.

-Eso, eso, bien escondido que estaba en sus cuarteles –dijo otra voz.

-Ya podrá contra inocentes civiles pero en cuanto un zombi se le pone delante sale corriendo a refugiarse debajo de las faldas de sus madres.

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Jornada 01 Destino final (13)


-Vaya, capitán, no sabía que le iban esas cosas –dijo Vázquez sin perder su sonrisa- Pero me temo que no es mi tipo. Prefiero a las mujeres, no se ofenda.

Por un segundo Ibáñez se quedó parado y sorprendido mientras notaba sus mejillas enrojecer dentro de su traje.

-¿Pero qué se cree que está diciendo? –Dijo visiblemente irritado el capitán a pesar del traje- Yo soy un macho ibérico y se lo puedo demostrar cuando quiera.

Vázquez se tapó la boca para no soltar una sonora carcajada, cosa que no hicieron algunos de los presentes que habían escuchado la conversación.

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Jornada 01 Destino final (12)


Por desgracia para ambos la tranquilidad acabó pronto ya que justo a la hora de la siesta las puertas se abrieron de par en par dejando pasar a un destacamento de soldados que vestían con trajes NBQ y que estaban encabezados por el capitán Ibáñez que iba blandiendo su pistola.

-¿Qué han hecho con mis fugitivos? –Preguntó al llegar a la altura del comisario Montejano- No están entre ustedes.

-Y yo creyendo que tardaría más –dijo Vázquez corriendo para llegar a la altura de su superior- Mi capitán, qué sorpresa, ¿Ha venido a comprobar si estábamos bien?

-Déjese de gilipolleces Vázquez, que ya le he tolerado demasiadas y esta vez le tengo cogido por las pelotas.

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Jornada 01 Destino final (11)


-Sí, hombre, Mateo del Valle –Le aclaró Montejano- el delantero del Mallorca.

-¿Le he salvado la vida al Flaco? Estoy en racha, primero un escritor famoso, luego un millonario y ahora al delantero titular del equipo local. Lástima que ninguno tenga una hermana o amiga que me lo quiera agradecer.

-Así que le conoce. Tal vez eso ayude algo.

-No con Ibáñez, ese hombre odia el fútbol. Cree que es un juego de maricones, ya sabe, once tíos contra otros once, todos vestiditos de corto detrás de una pelotita cuales delicadas florecitas. Sus palabras, no las mías.

-Pues estamos arreglados.

-Usted déjeme a mí a ver si puedo hacer algo.