-Nadie hace nada por nada –replicó Marcos-, seguramente esperará algo a cambio. Dinero, favores especiales, permisos de construcción…
-Simplemente poder cumplir mi sueño –respondió Pep-, tener un hotel en primera línea sin que los burócratas me compliquen la vida más de lo necesario.
-¿Una carta blanca para construir un hotelucho que no cumpla con esas leyes? –preguntó Marcos creyendo ver por dónde iba Pep.
-No, no, todo lo contrario, mi intención es hacer el hotel más seguro y fabuloso de esta isla –respondió Pep sonriendo como un niño pequeño-. Pero ambos sabemos que a veces los inspectores de obra, o los obreros… pueden causar problemas diversos. Simplemente quiero que eso no me ocurra a mí. Ni más ni menos.
-Eso podría arreglarse –dijo Marcos lentamente mientras pensaba sobre el tema-, pero su idea… costaría mucho dinero. Los hoteles tendrían que ser remodelados, seguramente la mayoría serían derribados para ser construidos de cero…
-Con todo lo que eso implicaría –dijo Pep enseñando la gallina de los huevos de oro-. Nuevos permisos, miles de millones de euros en subvenciones, trabajo a destajo para la mayoría de la población, inversiones a corto plazo que rápidamente darán beneficios… para todo el mundo.
>>Nadie perdería. Al principio seguro que los hoteleros se quejarían, pero sinceramente, ahora mismo no están ganando dinero precisamente con sus establecimientos así que… con la perspectiva de volver a ganar dinero con sus hoteles seguro que no se opondrán a esa nueva ley y las reformas que implican.
Marcos sonrió ante la perspectiva. Las subvenciones era uno de los departamentos que él manejaba… y seguramente venderle la idea al Conceller sería sencillo; éste tenía muchos amigos constructores que seguramente le estarían muy agradecido. Además, bajaría el paro, la gente tendría un empleo, y un sueldo. Eso haría que gastaran más dinero… podría revitalizar toda la sociedad mallorquina de nuevo.
-Creo que podré proponer su idea al Conceller –dijo finalmente Marcos.
-¿Mi idea? –comentó inocentemente Pep-. Me temo que no sé de lo que me está hablando amigo mío. Sólo le pido que me informe del contenido de la futura ley con tiempo para poder presentar mi hotel a la sociedad mallorquina y mundial.
Marcos sonrió más aún. Eso le podría dar un buen empujón a su carrera. Ser el salvador de la sociedad mallorquina, seguramente podría hacerse con el tiempo con una de las Consellerias… o quién sabe… dirigirlas todas como el presidente autonómico.
El camarero trajo los primeros platos y sirvió de una botella de vino que habían pedido. Ambos alzaron sus copas para brindar.
-Por el resurgir del turismo –dijo Pep.
-Por el resurgir del turismo –respondió Marcos brindando con su copa.