Henry guiaba a su grupo pegados a una pared. Hacían de anzuelo de manera que los del otro equipo se fijaran en ellos y no en los dos grupos que iban por los flancos. Todos vigilaban las ventanas en busca de un signo hostil.
En un cruce, Henry se quedó en el centro del grupo mientras los demás tomaban cada uno un punto cardinal que vigilar. Se mantenían en silencio y sólo se comunicaban por señales. Estudió el mapa buscando posibles puntos para francotiradores y emboscadas; estaban a un par de edificios de uno que dominaba un amplio espacio. Ideal para francotiradores.
Mientras pensaba cómo acercarse escuchó el grito. Era un grito desgarrador, de los que al escucharlo te quitaba un poco de vida. Henry miró a sus compañeros que le devolvieron la mirada igual de confusos. También lo habían escuchado. Henry pulsó su walkie, “Alfa, Charlie, informad, cambio”.
-Alfa correcto.
-Charlie correcto.
Cambió el canal de su walkie, “Equipo dos, equipo uno completo, ¿situación?”
Al principio sólo le llegó estática, luego escuchó de fondo alguien gritando y pidiendo que todos se calmaran, “Equipo uno, Sarah no responde”.
Henry conocía a Sarah. Ejemplar madre de familia durante la semana, eficaz y demoledora francotiradora el fin de semana.
-¿Cuál era su posición? Cambio -preguntó sin perder más tiempo.
-Un edifico en la parrilla Bravo 3, cambio -Henry consultó el mapa y comprobó que era el edifico que le había llamado la situación.
-Estamos a un minuto, equipo uno en ruta -informó Henry mientras se ponía en marcha acompañado del resto y sabiendo que los demás no tardarían en presentarse.
Llegaron enseguida al edificio. Era un edifico de tres plantas. Lleno de ventanas. Comenzó a dar órdenes:
-Vosotros dos rastread la planta baja, vosotros la primera planta, yo la segunda, volvió a activar el walkie, bravo uno entrando.
Las escaleras estaban en un lateral y comenzaron a subirlas. Estaban vagamente iluminadas. La luz de las ventanas no llegaba hasta ahí y debían usar las linternas de sus armas. Henry no sabía lo que podrían encontrarse, pero el grito que había escuchado no parecía augurar nada bueno.
Se separó de sus compañeros en la primera planta y continuó subiendo, nada más llegar escuchó por el walkie cómo el resto de su equipo había llegado:
-Tres para la planta baja, tres para la primera, el resto reuníos conmigo en la segunda planta -ordenó.
No esperó a que los demás llegaran, y comenzó a buscar a Sarah. La planta estaba dividida en diversos despachos, en el centro podía ver una amplia zona que debía ser la recepción. Abrió las puertas con cuidado e iluminando los despachos que estaba a oscuras. No había encontrado nada.
Al pasar la zona de recepción comenzó a escuchar unos leves ruidos, como de ratas caminando… aunque sabía que Sarah no habría pegado ese grito por una rata. Por detrás escuchaba a sus compañeros que habían llegado a la segunda planta, también escuchaba cómo llamaban desde las plantas inferiores a su compañero sin aparente éxito.
Abrió una nueva puerta y entonces su corazón pareció detenerse. Durante un segundo una de las ventanas se había abierto completamente dejando pasar la luz e iluminando una escena aterradora. Dos personas sobre una tercera que parecía haber sido decapitada y que por las ropas parecía ser Sarah. Y todo el suelo lleno de sangre.