Montejano se lo pensó durante un minuto pero por su cara parecía que no estaba convencido. Vázquez suspiró, parecía que lo que había pasado en el castillo realmente había sido grave.
-Piénselo de esta otra manera. Si Ibáñez descubre que le hemos engañado y tiene claro en qué barracones están los civiles y en cuáles los militares, morirán accidentalmente después de tratar de escapar o de revelarse o quién sabe. ¿De verdad quiere correr ese riesgo?
El comisario volvió a calcular los escenarios que tenía ante sí. Después del tiempo pasado en el castillo el escenario que planteaba Vázquez no parecía tan descabellado. Al fin y al cabo alguien había tratado de silenciar a Marc sin descubrirse el culpable. A lo largo de toda aquella crisis había visto pasar cosas muy extrañas, el carácter del comandante Bonet se había ido agriando con el paso del tiempo; parecía tan lejos aquel rescate que había montado en las Ramblas la víspera de Reyes. Y ahora se encontraba en otra encrucijada. Era cierto que si les quisieran muertos les habrían dejado pudriéndose en el castillo a su suerte y que no podía dudar de la gente con la que estaba encerrada. Pero aún así… Y claro, tenía que convencer al resto de civiles de aceptar militares compartiendo barracones. Tal vez podía montar un sistema de vigilancia para las noches, dejar un par de personas vigilando por si acaso.
-Está bien, podemos probar. Pero no tengo muy claro que los demás acepten.