-¿La capitana Grumpy? –preguntó con cierta curiosidad la voz al otro lado.
-La capitana Mara Grumpy –insistió Doc-, la militar que nos obligó a cortar el experimento en la ciudad y que tantas vidas pudo costar de no ser por mi genio.
-Aaaahhh, esa capitana Grumpy. ¿Sigue viva? Creía que habíamos acabado con ella cuando destruimos la ciudad.
-Yo también –respondió molesto Doc-, así que imagínese mi sorpresa cuando me la encontré cara a cara, supongo que son las paradojas del destino caprichoso. No podía matarla ya que estaba acompañado de otras personas, aunque por suerte parece haber perdido la memoria y no me recuerda.
-Suerte para usted –replicó la voz- pero si ha perdido la memoria, ¿cuál es el problema?
-¡Que la puede recuperar, estúpido! –respondió gritando Doc y mirando a su alrededor al notar que había alzado la voz-. Hay que matarla. Es un problema de seguridad. Si comienza a recordar cosas puede… hablar… o acordarse de mí.
-Supongo que esta vez con se contentaría con detenerle –sugirió la voz al otro lado- pobre Doc. Debió ser toda una sorpresa para usted. Me puedo imaginar su cara al encontrarse con ella y comenzar a rezar a su Dios y a arrepentirse de sus pecados. ¿Le pasó toda su vida ante sus ojos?
-Ríase y búrlese, pero sabe demasiado –insistió Doc.
-Lo sabe porque usted se lo contó –le recordó la voz-, fue usted… imprudente.
-En ese momento me pareció interesante… además, creía que sus bombas o los zombies arreglarían el problema.
-¿No puede matarla usted mismo? –preguntó la voz-, ya sabe… un accidente.
-No, además, gracias a su espía ahora no la puedo vigilar. Se separó del grupo para buscar rastros de su hombre.
-No encontrará nada –le aseguró la voz-, a pesar de dejarse matar conocía su trabajo.
-Entonces, ¿cómo es que pudimos recuperar un teléfono como el que estoy usando y un mapa con diversas localizaciones señaladas?
La voz al otro lado permaneció durante unos segundos en silencio.
-Eso podría ser un problema –replicó finalmente la voz.
-Por fin –dijo Doc con voz triunfal-, llevo media hora tratando de que lo entienda. Esa mujer es un peligro incluso sin memoria. Sus instintos… no los ha perdido del todo. Hay que matarla.
-Mandaré un grupo –dijo la voz ahora seria y preocupada-. Si sigue con el teléfono eso podría servirnos de ayuda. Llegan GPS instalado y podremos localizarlo y saber dónde está ella.
-¿Y no podrían haber hecho lo mismo conmigo? –preguntó Doc enfadado.
– Su modelo… es más antiguo –respondió la voz con cierta sorna-. No consideramos que su misión fuera importante y prioritaria para tener controlados sus movimientos. Confiábamos en su profesionalidad para mantenerse en contacto.
-Los planes nunca salen como estaban planeados –replico Doc.
-Seguro que de eso sabe usted bastante –señaló la voz enfatizando más aún su tono sarcástico- Sus planes parecen no salir nunca bien, pero puede estar tranquilo, buscaremos y cazaremos a esa militar. Puede darla por muerta. Y tranquilo, nos aseguraremos también que no le persiga en su no-vida. Como favor personal para usted.