Mara se recostó en su asiento tratando de pensar en una manera de llevar a cabo su misión. ¿Buscar un depósito de municiones y hacerlo estallar? Seguramente la cubierta directamente debajo de la de vuelo tendría acceso a uno de esos almacenes. Sólo tendría que quitar el seguro de la espoleta de una y lanzarla contra el resto, si eso no causaba una buena explosión nada lo haría. Pero, ¿sería suficiente? Además, estaba el problema de llegar hasta esa zona. No estaba lejos de las escaleras, el problema era que esa cubierta era gigantesca y seguramente estaría llena de zombis deseosos de acabar con ella. Debía tener un plan alternativo por si ella no lo conseguía… ¿Y las armas defensivas del barco? Seguramente dispondría de misiles antiaéreos y seguramente requerirían códigos que no tenía.
Tal vez… Necesitaba recordar la frecuencia e introducirla en la consola.
-Enano gruñón a Blancanieves, cambio –dijo usando el micro.
No escuchó nada a través de los auriculares.
-Enano Gruñón a Blancanieves, cambio –insistió sabiendo que el tiempo corría en su contra.
Tras unos minutos de repetir finalmente obtuvo respuesta.
-Aquí Blancanieves, ¿lista para la recogida? Cambio.
-Negativo, Blancanieves. ¿Necesito que se coloque en posición y mande manzanas al palacio de la Reina. Cambio.
-Repita, enano Gruñón. –dijo una voz alarmada al otro lado de los auriculares.
Mara odiaba el uso de los códigos.
-Necesito que lance torpedos contra la línea de flotación del portaviones –dijo perdiendo la paciencia- Es una cuestión de vida o muerte, cambio.
-Negativo enano Gruñón –le respondieron- Y hable en código, cambio.