Iba a activar el protocolo de destrucción y olvidarse del tema pero debía despedirse de Mara, decir la última palabra. Preparó mentalmente su discurso y una historia acorde y conectó el monitor para que Mara pudiera ver su imagen.
Durante todo el tiempo tuvo que luchar con la tentación de soltar una carcajada y contarle la verdad; no, debía resistir y seguir con el guión, ver la cara de derrota de Mara ante el escenario imposible: había ganado, pero era una victoria pírrica que no podría disfrutarla. Un barco lleno de zombis, ella misma posiblemente se convertiría en uno y todo volaría por los aires y borraría cualquier rastro de sus experimentos. Acabó su discurso, apagó la pantalla y se recostó en su asiento. Lástima que no hubiera una azafata sirviendo copas, se tendría que conformar con una botella de agua. Seguramente después de aquello la organización no estaría muy contenta con él, pero sería fácil borrar su rastro ya que tenía un plan preparado para desaparecer de la faz de la tierra, literalmente.