Vázquez se aseguró de que no había cerca nadie que pudiera escuchar su conversación.
-Comisario, tenemos un problema –dijo casualmente- O más de uno. Lo cual estos días no parece ser extraño.
-Usted dirá –dijo el comisario educadamente.
-No hemos tenido contacto con el comandante Bonet –le informó Vázquez- Lo cual ha sido una suerte para ustedes, dado que de lo contrario no hubiéramos venido a rescatarles.
El comisario no ocultó su confusión.
-Si Bonet hubiera informado –continuó el soldado- sabríamos que entre los supervivientes no están dos piezas muy preciadas, el inspector Castillo y un sargento. Que son el motivo real de este rescate.
-No sé de qué está hablando- dijo el comisario mirando directamente a su cigarrillo.
-Esa es la respuesta que debe dar al mando cuando le pregunten –sonrió Vázquez tratando de tranquilizarle- Su inspector es quién deslizó el plan para rescatarles. Sólo le estoy diciendo esto para que tenga toda la información. Además he visto, que entre los supervivientes civiles hay periodistas. A alguno le reconozco y otros ni se han molestado en ocultarlo.
-Y si fuera así, ¿sería un problema? –Preguntó el comisario receloso.
-¿En una sociedad de libre información? No. ¿En estos tiempos que corren? Sí –le respondió contundentemente Vázquez- Al Alto Mando no le gusta que le saquen los trapos sucios en público. Aunque estén edulcorados. Y ha sido una suerte que Bonet no dé señales de vida, si llega a informar de que los preciosos fugitivos de mi superior no estaban en el castillo pero sí que había un grupo de periodistas… bueno, creo que se imagina su destino.
-¿Y ahora? –Preguntó el comisario preocupado.
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