Jornada 7. De policías y militares (49)


-Sabes que el Puig es una base militar con órdenes de disparar primero y tirar el cadáver lejos, ¿verdad? –Preguntó con cierto tono retórico el sargento.

-Algo tendrán que ocultar –señaló Alex.

-Efectivamente, por eso se dice que todo aquel que no está autorizado y se adentra en esa zona no vuelve a dar señales de vida –dijo el sargento sombrío- Malos negocios los de descubrir secretos militares. He visto a mucha gente desaparecer por menos.

-Para tu hermano no será un problema –interrumpió el comisario- Al parecer Bonet ha intercedido por él para que le dejen subir acompañado de militares y uno de mis hombres, Zafra.

-¿Ese cabrón sigue vivo? –Preguntó incrédulo Alex- Creía que con lo de la Cabalgata de Reyes, en la que estaba, habría muerto seguro. Qué suerte tiene ese desgraciado.

-Vigile su lengua inspector –le advirtió el comisario- Zafra es un hombre condecorado y salvó la vida de muchos compañeros recientemente.

-Seguro que no fue por voluntad propia–respondió Alex que no se creía la figura de Zafra el valiente- Y que fue más por mala suerte que otra cosa.

-Su antipatía hacia su compañero en los tiempos que corren sobra –sentenció el comisario- Es lo que hay, y lo que pasó entre ustedes antes de todo esto ha de quedarse en el pasado. Necesitaremos todas las manos hábiles para recuperar la isla.

-Lo que usted diga, comisario –dijo resignado Alex- Ahora sí que tendré que vigilar a mi hermanito, si el que tiene que protegerle es Zafra.

-No me creo que Bonet acepte que tu hermano visite el Puig… y le deje marchar –dijo el sargento- Todo eso suena muy raro. Vale, que tu hermano, por lo que decís es famoso y todo eso pero… Huelo una trampa. Es lo que yo haría si quisiera deshacerme de alguien que me resultara molesto. Y por lo que dices el grupo lo formará él, su amigo y un grupo de periodistas. Dígame comisario, al Zafra ése quién le ha escogido.

-El comandante Bonet en persona –respondió el comisario- Al parecer él y Zafra han hecho muy buenas migas.

-Entonces creo que aprovecharán el viaje para deshacerse de todos ellos –dijo el sargento- Y Zafra servirá como testigo de que fue un accidente para que ni usted ni los periodistas sospechen; si sólo sobrevivieran militares resultaría sospechoso pero si además sobrevive el policía… la historia es diferente.

El comisario se quedó en silencio durante unos instantes. Era cierto que Zafra no era un agente de su gusto y que se habría deshecho de él o mandado a otro destino si pudiera, pero el hombre ese conocía a gente importante que le respaldaban y que habían conseguido que tuviera una carrera más o menos brillante. Pero que fuera capaz de conspirar para matar a otras personas… no podía creer que eso estuviera en la naturaleza de Zafra.

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