El interior estaba extrañamente a oscuras y no había ni rastro de agua. Las luces de emergencia iluminaban la sala que estaba llena de equipos informáticos. El olor le ayudó a aclarar el motivo para que aquel sitio no estuviera mojado, y los problemas para entrar. El sistema antincendios usaba argón para reducir el oxígeno de la habitación y así ahogar el fuego. Por lo que sabía si el sistema estaba bien equilibrado y el personal entrenado podía usar máscaras e incluso sin ellas sobrevivir dado que el oxígeno no desaparecía completamente.
Lo que llevaba a la pregunta de ¿dónde estaba el personal asignado a las comunicaciones? La respuesta la descubrió cuando comenzaron a aparecer de detrás de algunos de los aparatos, algunos todavía con sus máscaras puestas. ¿Qué había podido ocurrir? Si el agua era el culpable de la transformación, ésta no había alcanzado aquella sala pero, aún así, en este caso algunos sí mostraban heridas de mordeduras. Se preguntó si podía ser que al no haber ningún fuego el argón hubiera reaccionado y asfixiado a parte de los marineros, convirtiéndose estos y atacando a sus sorprendidos compañeros…
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