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-Y así fue como llegué hasta aquí, guiado por el Señor –concluyó su relato Díaz con cierto orgullo.
Xavier permaneció en silencio y se dejó caer en un asiento de la capilla pensativo. Siempre había sabido que el mal existía. E incluso había visto personas que lo personificaban a la perfección… pero aquella persona… mataba sin remordimiento alguno, sacrificaba a sus compañeros sin pensárselo dos veces… y ahora quería acabar con el pueblo que le había acogido.
-Seguro que tiene un plan para atraer a los zombis aquí –dijo Díaz resplandeciente- Cuénteme, cuénteme. ¿Cómo puedo ayudarle?
El antiguo sacerdote seguía en silencio sin decir nada. ¿Qué debía hacer? Seguramente si explicaba en el pueblo la situación le creerían pero… ¿de qué serviría? Esa persona era una serpiente con una lengua envenenada que tarde o temprano convencería a alguien para que le ayudara o simplemente se apiadara de él… era demasiado peligroso dejarle en el pueblo… dejarle libre. Debía tomar una decisión.
-Entiendo, no confía en mí –insistió Díaz- Le entiendo. En estos tiempos que corren… lo importante es deshacernos primero de mis compañeros de viaje.
Xavier se alarmó al escuchar aquello. ¿Querría matarles y comenzar la infección del pueblo usándoles?
3 comentarios
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Este loco me recuerda mucho al de la primera historia, diría que me pone más de los nervios aún con tanto fanatismo. Me encanta la historia, me sabe mal que destroceis de esa manera la isla, pero mola, el proximo zombi a la moncloa!
Es que… es el mismo que en la primera novela, si te refieres al que abrió el paso a los zombis en bellver claro… 🙂
Nooo, me refería al de la primera parte del blog, la novela aún no ha caído en mis manos, pero no tardará 😉 Quería decir al que abría cadáveres y hablaba con un cerebro. Me quedaré sin zombis en la moncloa?