10 de marzo de 2010 (1 de 2)
Al tercer intento hubo suerte. Uno de los vecinos estaba haciendo reformas en su piso y todas las herramientas estaban esparcidas por el suelo, así como varios sacos de material que podré usar para afianzar los escalones.
Ya no recordaba todas aquellas mañanas en que era despertado por el ruido que esas condenadas obras hacían. Las cosas que uno olvida cuando dejan de estar presentes.
Bueno, el caso es que ahora que tengo el material necesario tendré que hacer un par de pruebas antes de ponerme a ello. Espero no tardar demasiado. Aunque tendré que diseñar un poco los huecos. Tal vez construirlos con un poco de inclinación para que en caso de lluvia el agua no se acumule.
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