-¿Qué quiere saber? –Preguntó prudentemente Mateo tratando de no alterar más a aquel militar loco.
-Esas dos personas, el científico y su amigo, ¿cuál es su historia? ¿Eran maricones o algo así?
-No que yo sepa. No se daban besos, ni se cogían de la mano. Pero cuando dispararon al científico su amigo se quedó velándole todo el tiempo.
-¿Cómo que le dispararon? ¿Quién? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué?
-Y yo qué sé. Cuando llegamos al castillo ellos se fueron por su camino y yo por el mío. Esos desgraciados estuvieron a punto de matarme un par de veces.