2 de febrero de 2010 (1 de 2)
Resulta que el cabrón de mi compañero friki estaba vivo. Y no se le ha ocurrido nada mejor que aterrizar en la terraza para entrar en el piso. Estuve a punto de volarle la tapa de los sesos creyendo que era algún zombi que se había caído de un piso superior. Para mi vergüenza el arma no estaba preparada y cuando apreté el gatillo sólo escuché un click; entonces, mi compañero, Mateo, comenzó a pegar gritos diciendo que no le disparara y a insultarme de mala manera; un error lo tiene cualquiera, además, después de casi un mes cualquiera esperaría que volviera y mucho menos que entrara por la terraza.
Según me ha comentado, cuando todo eso empezó le había pillado por las Avenidas. Al parecer el ejército apareció al principio y se puso a combatir en la Plaza España contra los zombis hasta que de repente comenzaron a replegarse sin dar explicaciones. Cuando él quiso darse cuenta, las calles estaban llenas de gente muerta tratando de acabar con todo lo que estuviera vivo y a mano. Se pudo esconder en unos baños públicos hasta que lo peor pasó pero las calles seguían llenas de zombis así que no podía recorrer las calles sin que apareciera algún grupo que le comenzara a perseguir.
Al parecer sobrevivió escondiéndose en los bares que había de camino al piso aprovechando así para comer y beber. Y cuando llegó a la finca se encontró con que alguien había montado una barricada en el primer piso y no se podía subir por las escaleras. Y claro, al desgraciado no se le había ocurrido otra cosa que llamar al portero automático para saber si yo estaba en el piso. Le he soltado una bronca tremenda por el susto que me metió.
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