-Si vemos que la radiación es más elevada de la que esperábamos toda la zona será saneada.
-¿Qué quiere decir?
-Tenemos preparada una carga que convertirá toda la zona en cenizas. Zombis, edificios y todo lo que haya. Sí, todavía quedará radiación, pero será lo único que exista. Pero la probabilidad de que eso ocurra es muy baja.
-¿Me puede garantizar que nadie descubrirá lo que estamos haciendo?
-Por supuesto que no. Eso es imposible, salvo que diera su permiso y después todo el mundo dentro de esta sala acabara muerto, más los tripulantes del avión, los que prepararon las armas, los que estudiaron el caso… Tarde o temprano se sabrá, pero sinceramente, nadie quiere una guerra en estos momentos. Y a nadie le importará que bombardeemos una ciudad china aislada.
El premier asintió e hizo ademán de volver a la sala.
Todo el mundo pareció tranquilizarse y las armas volvieron a sus fundas excepto las de los guardaespaldas que las dejaron fuera por si acaso.
El premier recitó los códigos identificativos y mientras todos pasaban a mirar la pantalla cogió en silencio y sin que nadie se diera cuenta la pistola de uno de sus guardaespaldas. Se acercó al militar que anteriormente le había apuntando y le disparó en la cabeza.