-Va a dar la orden o su sustituto lo hará sobre su cadáver –dijo el militar que sostenía la pistola.
Los guardaespaldas tardaron en reaccionar dado que no esperaban una amenaza así en el interior del edificio y cuando lo hicieron no subieron qué hacer. Sus armas estaban a media altura sin saber si disparar o no.
Otras armas comenzaron a salir y de repente todo el mundo estaba apuntando a alguien a excepción de algunos que no iban armados o que simplemente no querían verse envueltos en todo ese lío.
El militar que había apuntado al Premier seguía amenazando con disparar si no se daban los códigos al avión para que se realizara la prueba.
-¿Puedo sugerir que todo el mundo se calme? –Gritó Putin que era de los pocos que no había sacado su arma- Si ahora nos podemos a disparar aquí nadie saldrá vivo y el país se quedará sin dirección y caerá en el caos.
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