-No firmaré un genocidio –insistió el premier.
-Qué genocidio ni que… ¡ESTÁN MUERTOS! No son seres vivos. Estamos haciendo un favor a la Humanidad. Seguro que luego seguirán nuestro ejemplo.
-No, y mi decisión es definitiva –dijo el premier dirigiéndose hacia la puerta.
Antes de que pudiera salir una pistola le apuntó a la cabeza ante la sorpresa de algunos y la satisfacción e otros.
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