La sala permanecía en silencio esperando. Y mientras pasaban los minutos y el Premier seguía sin dar la orden los presentes comenzaron a ponerse nerviosos mirando impacientes a su superior.
-No creo que debamos proceder –dijo finalmente el Premier poniéndose en pie ante la sorpresa de los presentes- Todavía pueden quedar supervivientes y si continuamos no habrá vuelta atrás. El mundo no nos perdonará.
-¿El mundo? ¿Desde cuándo nos importa lo que digan los perros capitalistas? –Dijo furioso un general ahí presente- Nuestro deber es con nuestro pueblo. No con esos que se han negado a compartir información con nosotros y consideran que son demasiado buenos para aceptar nuestra ayuda.
-Es usted un cobarde –acusó directamente un oficial del KGB identificado con el ala dura del partido- ¿Sabes cuántos zombis nos amenazan? Tres mil millones por lo menos, y eso teniendo en cuenta sólo los habitantes de China e India. Antes de todo esto nosotros no llegábamos ni a los 300 millones.
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