Cuando llegaron a Berlín, las noticias del desastre de Chernóbil y las teorías de la conspiración circulaban por los barracones sin que nadie supiera la verdad, aunque lo que más preocupó fue el efecto que la radiación podía tener en los zombis. Si no les afectaba pero eran portadores podía ser el final de la Humanidad.
Mientras todo eso pasaba, Berlín se había ido fortificando y el muro cubría mucho más terreno que el que ocupaba la ciudad. Esa decisión de hacer el perímetro del muro más alejado de la ciudad tenía su interés estratégico, por supuesto. De esa manera si era necesario se podía usar el terreno para los refuerzos, o maniobras con vehículos pesados, o si al final había que huir eso permitiría que la escapada pudiera ser en orden y con espacio suficiente para todo el mundo. Claro que eso implicaba construir más torres de vigilancia y requería más soldados. Pero el material para hacerlo lo tenían a lo largo y ancho de la ciudad.
Los edificios más cercanos al muro occidental iban siendo despojados de toda la materia prima posible consiguiendo de esa manera además crear un espacio abierto entre el mencionado muro y la ciudad en sí. Los civiles se prestaron a ayudar sin problemas, cada uno hacía lo que podía y si no sabía qué hacer era instruido para hacer cualquier cosa. El ejemplo que se siguió fue el de las ciudades medievales, se tenía que lograr la autosuficiencia aunque cosas como el armamento era más complicado de conseguir. Afortunadamente los fusiles soviéticos estaban diseñados para aguantar lo que hiciera falta con un mínimo de mantenimiento. Y fabricar más munición dejó de ser un problema cuando se descubrió una antigua forja en los sótanos de un edificio. Sólo era cuestión de encontrar la materia prima y, en una ciudad semiabandonada, eso no resultaba un problema. Y más teniendo otras ciudades también a tiro para conseguir esa materia de ser necesario.