Gritó desesperada y escuchó algo a través de los cascos. Era un mensaje del ordenador diciendo en perfecto inglés que no entendía la orden. La jodida tecnología. Solicitó hablar con el exterior y dictó el número de teléfono de Gerald y esperó… pero la línea parecía estar muerta. Decidió marcar otro número que correspondía al hotel en el que residía el informático. Una voz femenina al otro lado le comunicó amablemente en castellano, inglés alemán y francés que las líneas estaban saturadas y volviera a intentarlo más tarde mientras se disculpaba por las molestias ocasionadas.
Aquello era un maldito desastre. Gruñó frustrada. Y la voz femenina le volvió a comunicar que no entendía lo que decía. Decidió probar suerte y pedir al ordenador procedimientos para apagar los reactores nucleares del navío. Por supuesto era material clasificado y debía proporcionar unos códigos de los que no disponía. Probó a pedir procedimientos de emergencia. Al fin y al cabo esos sí que debían de ser más fáciles de acceder por motivos obvios. La lista era larga y no tenía tiempo para revisar todos los supuestos. Así que la revisó rápidamente y esperó acertar con su elección. Debía descartar todos aquellos procedimientos que obviamente requirieran estar presente o cerca o tener acceso a la sala de reactores. Encontró un procedimiento prometedor y lo leyó con atención. Al parecer si el sistema del portaviones notaba un peligro inminente del estilo de que fuera a ser destruido, existía un procedimiento automático que desconectaba por completo el reactor.
Ahora sólo tenía que conseguir explosionar el portaviones para impedir que el reactor volara la isla por los aires. Sencillo.
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