El sacerdote recién llegado observó con más atención a Xavier y se le acercó.
-No, no es eso… ya me acordaré. ¿Dónde está el sacerdote responsable de esta casa de Dios? Tengo negocios que atender con él sobre el destino de este pueblo.
-Me temo que está de retiro espiritual en el santuario de Lluc, con su mujer –añadió de forma casual Xavier.
Díaz pareció indignarse al escuchar la parte de la mujer.
-¿Su mujer? ¿Qué clase de hombre de Dios se abandona al pecado carnal? –Se quejó Díaz- Si alguien goza con una mujer no tiene tiempo para dedicarlo a Dios y a sus feligreses.
-El Papa no parece opinar lo mismo –señaló Xavier sonriendo- Tengo entendido que fue el que autorizó los matrimonios para acercar la Iglesia a los católicos y para repoblar el planeta. Y acercarles a los primeros apóstoles.
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