Jornada 9. La Ira de Dios (175)


-¿Y cómo es que ha acabado en Inca? Es cierto que no estamos tan lejos del monasterio pero…

-Santuario –le corrigió Xavier sonriendo- Por lo visto es una leyenda urbana referirse a Lluc como monasterio dado que nunca lo ha sido. Ya me tocó recibir un duro correctivo por parte del prior por tener mal mi información.

-Ahora me entero –dijo Monty- Yo siempre lo he llamado monasterio, y no soy el único. Y vivo aquí… supongo que los locales siempre damos las cosas por sentadas y no nos molestamos en informarnos.

-Suele ocurrir –respondió Xavier- Los habitantes de las ciudades no suelen ser tan conscientes de lo que les rodea como los turistas dado que al fin y al cabo para estos últimos es una nueva experiencia.

-¿Puede centrarse de nuevo en vez de filosofar? –Señaló sonriendo Monty.

-Ah sí. Por curiosidad bajé al pueblo de Caimari y les ayudé con las defensas y con incursiones a Selva, Moscari, Biniamar, Lloseta… encontrando supervivientes e informándome de lo que estaba pasando. Y finalmente he acabado aquí… sintiendo el amor.

-Ha tenido suerte, a menudo los regalos son de plomo… no le gustarían –dijo Monty algo sombrío.

-Lo cierto es que a mucha gente no nos gusta la política del alcalde –interrumpió Cati- Entendemos el peligro de hablar con desconocidos pero de ahí a… hacer desaparecer a gente porque no están de acuerdo…

Deja un comentario

No hay comentarios aún.

Comments RSS TrackBack Identifier URI

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s