-Lo máximo que puedo hacer es descargarla me temo –se excusó Xavier- Recientemente he asistido a un incidente en el que todos los componentes de una casa podrían haber muerto por no tener su arma a mano. Si le incomoda seguiré mi camino.
-Supongo que tiene algo de razón –dijo Cati sonriendo- Tal vez nos hemos acomodado demasiado y creemos que sólo les pasará a otros.
-¿No han tenido problemas con los zombis? –Preguntó Xavier algo sorprendido por la tranquilidad que había percibido en la ciudad.
-Nada más comenzar todo –respondió Monty ofreciendo un asiento a Xavier- Tuvimos una desagradable sorpresa. Pero quedo en nada realmente.
-Tengo que reconocer que no entiendo cómo es posible que los zombis se extendieran al resto de la isla como he visto –siguió Xavier- Creía que el ejército había dicho que mantendría la ciudad en cuarentena.
-Je, el ejército… -dijo Monty sin continuar.
Cati volvió a aparecer con una bandeja con cafés y pastas.
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