-También soy un turista –añadió Xavier- Aunque no tengo dinero. Quería conocer la ciudad.
-Pues no hay mucho que ver. A lo mejor tiene suerte y se cruza con algún zombi pero aparte de eso… la gente se queda en sus casas o en sus refugios… y no busca problemas.
-¿Han tenido muchos problemas con los zombis? –Preguntó con curiosidad Xavier.
-¿Pero quién se cree que soy yo? ¿Un guía turístico? ¿Un presentador de telediarios?
-Estimat, ¿Amb qui parles? –Se escuchó gritar desde el interior de la vivienda.
-Amb un foraster que diu que ve de visita. Està boix. Pareix que cerca aquells maleïts monstres que no moren mai.
-Que t’he dit de parlar amb desconeguts? Torna a dintre que potser sigui un lladre.
Xavier, a pesar de escuchar lo que decían no entendía lo que se estaban diciendo. Parecía ser el dialecto local, pero… más cerrado. Bueno, no tanto como en Caimari, donde a las personas apenas se les entendía lo que decían incluso en español. Vio que la persona se despedía de él con la mano sin decir nada y volvía a entrar en su casa.