La familia comenzó a preparar las maletas mientras Xavier vigilaba la calle desde una ventana del primer piso. Acababa de amanecer y todo parecía estar tranquilo. ¿La calma antes de la tormenta? Esperaba que no. Lo cierto es que cada vez que tenía un enfrentamiento con los zombis acababa con terribles dudas de todo tipo. Físicas, psicológicas, metafísicas… y no tenía a nadie con el que poder hablar para que entendiera su particular cruzada interior.
Joan le comunicó por la radio que estaban cerca y que se prepararan .Xavier le comunicó que no había zombis a la vista. En unos minutos salía a la calle a recibir a sus compañeros de viaje más reciente.
-¿Qué pasó con Pere? –Fue lo primero que preguntó Xavier nada más estar a su altura.
Jaume negó con la cabeza dando a entender que cambiara de tema. El amplio grupo volvió a la plaza del ayuntamiento sin problemas. Ahora tocaba decidir qué había que hacer con los supervivientes y con los zombis que quedaran encerrados en las casas… y los que había en el patio de la mina.