Jornada 9. La Ira de Dios (131)


-Están entrenados para disparar a otros soldados… bueno, lo estaban antes –dijo Xavier- Pero hay gente que aunque crea que está preparada para todo… no es así. Nadie sabe cómo reaccionará cuando tenga delante la muerte. Por eso hay héroes y valientes.

-¿Sabe en lo que pienso cada vez que me encuentro con alguno de esos zombis? –Preguntó Jaume, que sin dar tiempo a Xavier a decir nada siguió hablando- En volver con mi familia. Sí, ese zombi seguramente en vida era una buena persona, un vecino nuestro. Pero ahora está muerto, le estoy haciendo un puñetero favor acabando con su desgracia. Y yo podré volver con mi mujer y mis hijos y estos podrán dormir tranquilos por la noche.

-Amén a eso, Jaume –dijo Joan- Yo también he tenido que matar a algún conocido convertido… pero sinceramente… ¿Qué otra cosa podía que hacer? ¿Tener pena del zombi? ¿Encerrarlo en un granero y darle de comer carne cruda? Científicamente está demostrado que están muertos. Pues que descansen en paz y nos dejen vivir a los demás tranquilos.

-Si yo le contara –dijo Xavier- La gente está más loca de lo que usted se cree. No somos los animales racionales que tanto presumimos ser. Hacemos más cosas irracionales al cabo de nuestras vidas que ningún otro ser vivo. Y a pesar de eso nos consideramos inteligentes.