-Ya está bien –le increpó su madre que se adelantó para saludar a Xavier- Perdone a mi hija, no ha dormido muy bien con todo esto de los zombis y está algo acelerada.
Xavier dio unas palmas sobre la cabeza de Cati que se le quedó mirando de nuevo.
-No pasa nada –respondió Xavier- Siempre es agradable escuchar a las voces más jóvenes con esa energía y esa necesidad de hacer preguntas todo el tiempo. Es algo fascinante.
-Cómo se nota que no tiene hijos –le señaló Joan cogiendo en sus brazos de nuevo a Cati- Le aseguro que la diversión no es tal. Y menos en estos tiempos que corren. Vamos hija, tenemos que preparar algo de munición para el padre.
-Porque con buenas palabras no se detiene a un zombi –recitó Cati de memoria- Pero sí con una bala en el cerebro.