Cati se dejó bajar al suelo y se acercó a Xavier con curiosidad. Se quedó delante de él y comenzó a mirarle de arriba abajo como si fuera un bicho raro o algo que nunca hubiera visto.
-¿Qué te he dicho de quedarte mirando a la gente? –Preguntó Joan que saludaba a su mujer con un beso y un abrazo.
-Que hasta que tenga sesenta años no puedo hacerlo –respondió Cati, que seguía sin perder de vista a Xavier que se había quedado en el umbral de la puerta.
-Pero pase padre, pase. Nadie le va a morder… bueno, a lo mejor Cati –se corrigió a sí mismo- Tiende a adoptar a toda clase de cosas, bichos o lo que se encuentre que le llame la atención.
-¿Nos podemos quedar con él papi? –Preguntó Cati que comenzó a acercarse y girar en torno a Xavier- ¿Ha matado a muchos zombis señor? ¿Qué come? ¿Se va a quedar a vivir con nosotros? ¿Conoce al Papa?
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