-Padre, debería escribir un libro sobre todo eso –dijo Joan- Su visión de Dios y del mundo es… innovadora.
-Peligrosa más bien –señaló Xavier- No se hacen muchos amigos diciendo esas cosas en mis círculos.
-Tonterías –respondió Joan- Lo que la Iglesia necesita es renovarse. Ponerse al día. Permitir los matrimonios es un buen paso, de esta manera los sacerdotes saben cómo es la vida diaria de sus parroquianos. Y si trabajaran a diario en el campo, o en una oficina para ganarse un sueldo ya sería perfecto. Deben poner los pies en el suelo y saber cómo vivimos, cómo sentimos… como usted. Ensuciarse las manos como hacían los Apóstoles.
-Tenga cuidado, por mucho menos han excomulgado a gente en este planeta –le advirtió Xavier.
-Pues que me excomulguen. A ver si ahora por ser cristiano no voy a tener libertad de expresión –protestó Joan- Ya sería lo que faltaba.