No tuvo que buscar mucho dónde estaba su grupo de viaje dado que Joan en cuanto le vio comenzó a mover los brazos de forma ostensible. Se acercó al grupo y les saludó dándoles la mano. Joan le dio un fuerte golpe en la espalda.
-Pero cómo es que no me había dicho que era usted sacerdote –dijo Joan mientras le seguía dando golpes cariñosos en el hombro- Es la primera vez que veo a un hombre de Dios disparar como lo hace usted. Seguro que tiene a sus feligreses a raya.
Xavier, confuso, se giró buscando con la mirada al prior que desde la distancia parecía sonreír.
-¿Y dónde tiene usted la parroquia? Seguro que sus misas deben de ser bastante animadas –continuaba hablando Joan- Dígame, ¿está casado?
¿Me podrán prestar algo de munición? –Trató de cambiar de tema Xavier- Me temo que agoté la mayoría con la ola zombi de esta mañana.
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