-Atraer hasta aquí a los zombis para que salgan por este punto y entren en la carretera –dijo señalando al muro en una parte derruida un poco más adelante- El camino es tan estrecho que si son numerosos se apelotonarán y se molestarán entre ellos.
¿Y después? –Preguntó con cierta curiosidad Miguel.
-Después dispararé hasta que estén todos muertos o se me acabe la munición –dijo con confianza Xavier mientras comenzaba a recoger piedras del muro que se había derrumbado- Ahora necesito que me ayudes a marcar la zona. Pon una piedra cada 50 metros y yo iré haciendo lo mismo de manera que tendré marcas cada 25.
-¿Es cierto lo que cuentan sobre usted? –Preguntó Miguel mientras iba recogiendo piedras.
-Algunas cosas sí, otras no –respondió Xavier- No es cierto que lleve tatuado el triple seis en mi cuerpo y tampoco que me coma bebés recién nacidos.
-¿Entonces sólo se come a los niños que han sido malos? –Preguntó Miguel sonriendo mientras contaba sus pasos y depositaba una piedra.
-Si están muy delgados no –respondió Xavier mirando hacia los árboles con cierta ansiedad.
Acabaron de poner las piedras y Xavier indicó a Miguel que se acercara mientras recuperaba su bolsa de viaje.
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