Jornada 09. La ira de Dios (27)


Ya llevaba varios meses viviendo entre poblados. Cada semana cambiaba de poblado para ir conociendo a las personas. En uno de ellos, un día la gente comenzó a gritar despavorida. No entendía lo que decían pero era claro que algo pasaba en el campo de cultivo. Fue corriendo junto a otras personas entre curioso y alarmado. Las incursiones de otras tribus, señores de la guerra o esclavistas era algo habitual, o simplemente hombres blancos que deseaban acabar con la amenaza que representaban esos hombres negros.

Pero no era nada de todo eso. Unas figuras se movían balanceándose torpemente en medio del campo con los brazos alzados y avanzando irregularmente. Xavier pudo observar que alguna tenía la piel podrida; lo primero que pensó era que eran enfermos de peste o alguna enfermedad parecida, en ningún momento se le pasó por la cabeza que pudieran ser muertos vivientes. Un grupo de personas armadas con azadas se acercó a las mismas con sumo cuidado y tratando de pillarles por sorpresa, algo complicado dado que de vez en cuando alguno de los enfermos se giraba de repente y comenzaba a caminar en dirección contraria.

Con sumo horror vio cómo finalmente los hombres con azadas cortaban las cabezas de los enfermos con un movimiento rápido. Las cabezas cayeron al suelo rodando unos metros y los cuerpos sin vida cayeron sobre los sembrados. Uno de los hombres comenzó a dar órdenes y un grupo de mujeres se acercó con vasijas repletas de un líquido que comenzaron a esparcir por los cadáveres y el campo de cultivo. A continuación un anciano llegó con una antorcha y la tiró sin ceremonias sobre un charco del líquido que comenzó a arder furiosamente.

En unos minutos una gigantesca humareda se alzaba sobre los cielos y el fuego arrasaba el campo de cultivo y los cuerpos sin vida ante la mirada nerviosa de todo el mundo.

¿Qué había pasado? Xavier no se podía creer lo que había visto. Habían acabado con varios enfermos sin mediar palabra. Era cierto que podían ser contagiosos pero… era una medida muy extrema incluso para esa tribu. Trató de escuchar y comprender que decían los nativos, pero éstos parecían repetir nerviosamente cuando les preguntaban una sola palabra.

-nzambi