Jornada 9. La Ira de Dios (13)


Xavier le devolvió la sonrisa.

-En todo caso –continuó el prior- Lo he consultado con el obispo y me ha dado carta blanca para responder a sus preguntas o ignorarlas. Así que cuando quiera podemos comenzar. Aunque no espere grandes revelaciones ni historias que puedan pasar a la posteridad.

-Créame si quisiera escribir sobre aventuras y esas cosas escribiría un diario de mis viajes. Y de las aventuras de mi compañera.

-Ah sí, algo he oído –dijo el prior haciendo como que recordaba- El cazador de zombis. Creía que era una leyenda urbana.

-No soy precisamente un cazador de zombis –se defendió Xavier- Ni un guerrero. He llegado a estar rodeado de cientos de miles de zombis. Y créame, no he disparado ni una sola bala en ese caso. No soy un suicida ni un fanático religioso. No les mato porque una voz que crea que es Dios me lo diga. Los mato porque sus cuerpos están vacíos y no tengo la seguridad de que el alma que lo habitaba pueda completar su viaje si su cuerpo sigue… en movimiento sin un entierro religioso. Es todo un nuevo mundo filosófico. ¿Están muertos? ¿Están vivos? ¿Tienen alma? ¿Qué seguridad tenemos que el alma abandona el cuerpo cuando mueren por primera vez?

El prior guardó silencio. Parecía tener su propia opinión al respecto pero no parecía querer comentarla con Xavier.

-Creo que los zombis son una aberración de la naturaleza –siguió Xavier- No un castigo divino. Pero eso implica otras preguntas más esotéricas. Así que me decanto por la explicación más sencilla: Un muerto debe continuar muerto y no ir moviéndose por ahí causando daño y dolor a los demás. Así lo veo yo.

Deja un comentario

No hay comentarios aún.

Comments RSS TrackBack Identifier URI

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s