-Las restricciones aéreas son para salir de la isla –respondió Pep- No para sobrevolar la ciudad.
-Que tú sepas –dijo Gerald- No me puedes asegurar que no se decidan a jugar a derribaR el helicóptero o algo por el estilo.
-Pero no podemos dejar a esa gente abandonada a su suerte.
-Sí, sí que podemos –dijo Gerald alzando la voz- ¿Cuál es tu plan? ¿Rescatarles y traerles aquí? ¿Poner en peligro la vida de todos los que aquí estamos? Porque parece que eso es lo que estás proponiendo.
-No lo había pensado todavía –respondió Pep algo incómodo- Por ahora sólo había pensado en rescatarles y luego… bueno… no lo sé. Esperaba que me pudieras ayudar con ese tema.
-¿De cuánta gente estamos hablando? –Preguntó Gerald.
-Media docena a lo sumo –respondió Pep- La situación se ha descontrolado completamente. No hay manera de saber el origen de los zombis pero la plaga se extiende en los hoteles por muchas medidas que se tomen.
-¿Aquí seguimos seguros? –Preguntó Gerald algo alarmado.
Carlos asintió con la cabeza.
-Sea lo que sea lo que ha infectado al resto de hoteles nosotros no lo tenemos… todavía.
-Pero eso no resuelve mi pregunta, ¿dónde pretendes meter a esa gente? ¿Aquí?
Pep se quedó pensativo mientras jugaba nervioso con un bolígrafo.