Tal vez lo mejor sería hacerlo todo a espaldas de ‘sierra’. Forjar órdenes no sería un problema. Y no hablaría demasiado, dado que entonces los soldados españoles se podrían dar cuenta del engaño. Tal vez necesitara a Sarah… como ayuda de cámara. Si algo salía mal sería mejor tener a alguien conocido cerca. Y, aunque siguiera sin hablarle si le decía que era por Mara seguro que dejaba a un lado su enfado y le ayudaba en su misión imposible.
El sonido del teléfono hizo que Gerald diese un pequeño salto de sorpresa. Lo miró con extrañeza… ¿Quién sabía el número del hotel? ¿Sería una llamada interna? ¿Tal vez ‘sierra’? Sólo había una manera de saberlo. Cogió con fuerza el teléfono y contestó.
-Gerald, soy Pep necesito que vengas a mi despacho inmediatamente.
-En estos momentos estoy algo ocupado –se excusó Gerald- ¿No puede esperar?
-La situación en los hoteles ha ido a peor y necesito tu ayuda –dijo el director del hotel al otro lado del hilo telefónico.