Jornada 8. Gerald contra el mundo (59)


-Pero tendrías que ser un general o algo de eso –dijo uno de los sobrinos.

-Alguien con mucho poder, que pueda cortar cabezas –dijo el otro sobrino- Desde detrás de una mesa, claro.

-Visitando a sus amigos americanos, ¿verdad? –decía Gerald mientras jugueteaba con el teclado buscando el modo de invitarse- Y pudiendo explorar el portaaviones de una manera… amistosa dado que somos aliados.

-Y podrás llevar tu propia escolta porque serás muy importante –señaló uno de los sobrinos sonriendo.

-O para que vigilen que no te pierdes por el camino –dijo el otro sobrino sonriendo.

-O que toques el botón equivocado y nos vueles a todos por los aires –añadió el primer sobrino.

Gerald suspiró una vez más. Sus sobrinos tenían su gracia pero a veces… se creían demasiado graciosos y forzaban el chiste más allá de lo aconsejado. Mientras estos continuaban bromeando sobre los defectos de un alto mando español comenzó a estudiar las pantallas. No sería muy complicado falsificar una identidad y planear una visita a sus aliados. Necesitaría por supuesto la ayuda de ‘sierra’, pero seguro que eso no sería un problema. Seguramente tendría a los militares españoles controlados así que conseguir uniformes y un helicóptero no sería un problema. Claro que todo eso podría ser una trampa para capturarle… con las prisas no había pensado en ello. ¿Pero qué motivo tendrían para elaborar una trampa tan sofisticada? Si quisieran podrían asaltar el hotel o secuestrarle en el mismo sin problemas, arrastrarle a un portaviones americano con un grupo de escolta armado sería peligroso, además de que seguro que sabrían que tendría planes de contingencia por si las moscas… ¿Estaba siendo demasiado paranoico? Tal vez, pero en aquellos tiempos que corrían mejor serlo que no acabar con una bala en el cerebro o algo peor.

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