Jornada 8. Gerald contra el mundo (25)


Habían pasado tres días en ese habitáculo y nadie mostraba, por ahora, señales de contaminación. Al menos les estaban tratando bien y la comida era abundante. Según le había informado Pep, el director del hotel, Internet seguía caída, los teléfonos móviles no funcionaban y los zombis rondaban libremente por la ciudad según se podía saber por informaciones que transmitía la radio y el canal autonómico balear que de vez en cuando conseguía transmitir noticias.

Gracias a su conexión privada de Internet podía enterarse de lo que pasaba en el mundo más allá de lo que decían las televisiones. A ver quién se reía ahora, recordaba cuando había planteado poder usar los satélites, en la construcción de los cuales participa una de sus subsidiarias, como línea privada de comunicación tanto de voz como de Internet. Todo el mundo le había tachado de paranoico… y ahora sólo él en toda la isla tenía conexión a Internet… claro que no podía bajarse porno al estar sus sobrinos al lado, pero bueno…

El caso es que el gobierno español había pasado de hacer comunicados cada 8 horas a no hacerlos diciendo que cuando hubiera cambios se informaría a los medios. Que dado que todo iba bien no había nada más que añadir.

Y la verdad era completamente diferente. Pero nadie podía decirlo dado que las comunicaciones con el exterior habían sido cortadas. Estaban aislados del mundo. Y al mundo no le importaba.