Volvió a bostezar. Sus sobrinos ya se habían ido a dormir terriblemente cansados por los sucesos de aquel día; Jordi estaba haciendo una serie de ejercicios en el suelo de la sala común, parecía… un oso panda, dado que con la espalda pegada al suelo y las rodillas en el pecho simplemente se mecía. Si escuchaba con atención podía oír los sollozos de Sarah. Seguramente tenía la cara enterrada en la almohada y estaba llorando desconsoladamente. Pero aquellas paredes no permitían demasiada privacidad. Lo sentía por ella. Era muy duro imaginar que podías salvar a alguien y no hacerlo. Imaginar cómo seguramente morían desangrados o quemados dentro de aquel coche.
Gerald se levantó y se dirigió a su habitáculo para ducharse. Era cierto que le habían desinfectado antes de entrar pero no era lo mismo hacerlo por voluntad propia que por obligación.
Cuando acabó de ducharse simplemente se tiró en la cama tratando de dormirse y pensar que cuando se levantara todo estaría mejor y las palabras del gobierno español se convertirían en hechos.