El interior del vehículo se quedó en silencio tras las palabras de Gerald y todos esperaron a ver qué pasaba vigilantes de que los zombis no aparecerían de repente. Los minutos fueron pasando mientras las llamas envolvían los vehículos y nadie parecía salir de los mismos. En un momento determinado en el monovolumen pareció verse movimiento, pero nadie salió del vehículo. Tal vez Gerald tendría razón y sólo quedaran zombis en su interior. No se escucharon gritos de auxilio ni de dolor. Nada. Sólo el ruido del metal sometido a las altas temperaturas del incendio y crujiendo.
Cuando estaba claro que nadie saldría de los vehículos Gerald se permitió volver a hablar.
-Deberíamos continuar e irnos de aquí. Los zombis se están acercando peligrosamente alertados por las llamas. Y puede que los vehículos acaben explotando… como pasa en las películas.
Sarah no dijo nada y simplemente puso en marcha el suburban. Condujo en silencio y parándose en los semáforos que había en rojo sin que Gerald protestara más por su comportamiento. Gerald tampoco parecía con ganas de decir nada. Las personas a bordo del otro vehículo habían tenido una muerte estúpida y absurda. Seguramente ni siquiera habrían tenido conciencia de lo que había pasado. O eso esperaba. Que el choque los hubiera dejado inconscientes… o muertos. Se odiaba a sí mismo. Pero sabía que de haber tratado de salvarles hubiera puesto en peligro la vida de sus sobrinos. Prefería que le llamaran cobarde a ver morir a los chicos. Ellos todavía tenían una vida por delante de la que disfrutar. O tratar de hacerlo. Y no iba a permitir que nada ni nadie pusiera en peligro ese objetivo.