Jornada 7. De policías y militares (18)


El policía se había esmerado y había preparado una inmensa tortilla de patatas con cebolla, bacón y perejil entre otros ingredientes adicionales de entrada y a continuación sirvió unos espaguetis a la boloñesa. Todo acompañado de vino y cerveza.

-Definitivamente no acabaría con tu vida mientras siguieras cocinando de esta manera –dijo Vázquez entre bocado y bocado- ¿Dónde coño has aprendido a cocinar así? Está mejor que la comida del cuartel. Y te aseguro que eso es decir mucho.

-Secundo la moción –añadió el sargento- Esta salsa boloñesa es mortal. ¿Dónde aprendiste a cocinar así? ¿En una escuela de cocina?

-La culpa es de mi padre –respondió Castillo mojando algo de pan en la salsa- Me tenía mucho tiempo en casa y se pasaba todo el día en la cocina y mira… me picó el gusanillo y comencé a aprender poco a poco y con mucha práctica.

-Lástima que el teniente no puede ni verte… vivo –intervino Escobar- Hubieras sido un buen fichaje para la cocina del cuartel.

-No os ofendáis pero no me va la vida de soldado, siempre siguiendo órdenes y reaccionando tarde –respondió Castillo tratando de quitarle hierro al asunto- Basta con ver la situación en la que estamos.

-Lo que me recuerda –le interrumpió el sargento- ¿Qué coño pasa con los zombis? Algunos parecen… diferentes… más espabilados y ágiles.

-Zombis de segunda generación –respondió Castillo rebanando su plato con otro trozo de pan- O así los llamo. Son los modelos mejorados. Su conversión es muchísimo más rápida y más eficaz. Avanzan más rápido, esquivan golpes o lo intentan al menos, son más fuertes y ágiles… Como comprobaste con el chaval. Un zombi normal no hubiera podido pillarte por sorpresa, saltar a tu brazo y quedarse enganchado al mismo. Por lo tanto son mucho más peligrosos.

-Lo que hace menos lógico que no interviniéramos en su momento y les dejáramos reproducirse –dijo pensativo Escobar.

-Es una conspiración –intervino Vázquez acabando su copa de vino y llenándosela de nuevo- El gobierno está haciendo un experimento y no quiere que los militares se lo estropeen. Por eso no nos dejan intervenir. Quieren conseguir el soldado perfecto.

-Los zombis no se pueden domesticar –respondió el sargento malhumorado- Todo el mundo sabe eso. Además, ¿quién podría estar interesado en que hubiera guerra en las condiciones que estamos actualmente?

-No los que conocíamos –respondió Vázquez- Pero ya lo ha dicho usted mi sargento: Estos son nuevos. Más rápidos, más inteligentes, más ágiles… a lo mejor se le pueden enseñar trucos nuevos.

-Y queremos zombis inteligentes para… -dijo Escobar a modo de pregunta.

-Para matar a los zombis antiguos por supuesto –respondió Vázquez con una seguridad completa en su tono- Siguen siendo un peligro. Y mejor ponerles a ellos en peligro que no a los seres vivos.

-Pero necesitas seres vivos para conseguir esos nuevos zombis –señaló Castillo.

-Por eso he dicho que es una conspiración. Está claro –respondió Vázquez- Porque no quieren que la gente averigüe como consiguen esos nuevos soldados. Y cuando el experimento se acabe… bueno… no querrán testigos, así que esta isla es ideal para sus experimentos.

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