Jornada 7. De policías y militares (13)


El garaje era amplio y permitía dos coches aparcados cómodamente, pero el humvee era bastante ancho por lo que parecía que el garaje era más pequeño y los hombres tenían ciertas dificultades para sacar las cajas del vehículo.

-Bueno, no es por escaquearme –dijo Castillo- Pero tendría que revisar la casa, y mirar qué tengo en el frigorífico.

-¿Necesitas ayuda? –Preguntó Vázquez viendo una oportunidad para dejar el trabajo duro a otros.

Castillo miró al sargento que simplemente se encogió de hombros. Vázquez dejó la caja que estaba descargando en manos de Escobar y sonriendo acompañó al policía al interior de la vivienda.

La puerta del garaje daba a un amplio recibidor que conectaba con la puerta que daba a la calle. Vázquez al ver el espacio silbó sorprendido.

-No sabía que el sueldo de policía daba para este caserío –dijo mientras observaba como el recibidor daba a un amplio salón comedor desde cuyas ventanas podía verse la calle.

-Si fuera por mi sueldo de policía viviría debajo de un puente –dijo Castillo bromeando- ¿No te lo ha contado el sargento? Soy un escritor famoso internacionalmente.

-Y yo un dibujante de tebeos no te jode –dijo Vázquez sin creerse lo que le estaba contando el policía.

Castillo se acercó a una estantería y cogió un libro que había y se lo acercó a Vázquez señalando la foto del autor del mismo. Éste estudió la foto, miró al policía y volvió a estudiar la fotografía sin creerse lo que le había dicho.

-Si tú lo dices –dijo finalmente- Pero no me lo acabo de creer. ¿Para qué necesitaría un autor famoso ser policía? ¿Trabajar? Si yo tuviera esa pasta y esa fama… No me verían el pelo por el cuartel.

-Como si te lo viéramos actualmente –dijo el sargento desde la puerta del garaje- No todo el mundo es como tú. Algunos tenemos principios por los que luchar. Claro que realmente al no tener pelo… me parece complicado que podamos vértelo.

Todos rieron a carcajada limpia a excepción de Vázquez que torció el gesto mientras encendía un cigarrillo ante la atenta mirada del sargento que parecía fulminarlo con sus ojos.

Deja un comentario

No hay comentarios aún.

Comments RSS TrackBack Identifier URI

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s