Doc sonrió. Tenía una sonrisa que hacía que cualquiera que la viera se incomodara. No parecía ser un gesto distinto al que usaban las demás personas… pero si te cruzabas con sus ojos cuando sonreía un escalofrío recorría tu espalda.
-No voy a negar mi sorpresa al descubrir que estabas viva –comenzó a contarle Doc- Usando una frase muy mundana e indigna de mí: Casi mi cago encima. Estaba seguro de que habías muerto. Pero ahí estabas. Encima de un árbol, vivita y coleando como si no hubiera pasado nada. Mi primera reacción fue dispararte por supuesto, y culpar luego al nerviosismo del momento y la sorpresa… pero por desgracia la oportunidad pasó demasiado rápido. Y luego resultó que no recordabas nada, por lo que me encontraba ante algo fascinante que como científico no podía dejar de observar.
-Perfecto –dijo Mara molesta- Me dejaste viva porque era tu conejillo de indias.
-¿No es hermosa la vida? –Preguntó Doc con esa sonrisa tan molesta suya- Mi mortal enemiga dependiendo de mí.
-Tuviste suerte de que recuperara la memoria tan lejos de ti –señaló Mara.
-Tarde o temprano la ibas a recuperar –respondió Doc- Estaba dispuesto a matarte. De hecho había comenzado a sembrar la duda en los demás de que tu amnesia podía ser fingida y eras una espía. Pero las cosas se precipitaron, se descontrolaron y… el resto es historia.
-Y aquí estamos de nuevo –dijo Mara apuntando su cuchillo de forma amenazadora hacia Doc- Frente a frente, como debería haber sido desde el principio.
-Muy melodramático –respondió Doc- Pero bueno, supongo que es cosa de tu género, tendéis a ser muy… emotivas. Por eso no me he casado ni contemplo una relación en pareja. Las emociones son incontrolables.
-Así que además odias a las mujeres –dijo Mara sorprendida- Aunque no sé porqué me sorprendo la verdad, la misoginia encaja perfectamente con el resto de tu perfil.
-No, no las odio –respondió Doc- Pero tampoco me gustan más allá del plano físico. Tal vez cuando experimente contigo pueda comprender mejor al género femenino.
Mara se quedó inquieta por un momento. El comentario de Doc había sido del todo casual. Como si creyera que él tenía la situación bajo control. Miró a su alrededor y todo seguía pareciendo estar tranquilo. Ninguna alarma, ni movimiento extraño. Roberts seguía sentado sobre sus manos tratando de prestar la menor atención posible a ambos.
-Y dime –dijo Doc inclinándose hacia delante en su silla- ¿Qué pretendes conseguir con esta cruzada tuya?
-Matarte- respondió Mara secamente- Vengar a todos los muertos que claman venganza todas las noches en mis pesadillas. Y parar tu próximo experimento.
La ruidosa risa que soltó Doc al escuchar la respuesta de Mara le pilló por sorpresa. Parecía que iba a morirse.
Deja un comentario
No hay comentarios aún.
Deja una respuesta