Jornada 06. En la boca del lobo (12)


La puerta de metal tenía una rueda en el centro que abría y cerraba la misma y la aseguraba por si había alguna inundación. No era la norma, pero según había comentado Roberts aquello era un almacén y no la habitación de nadie.

Roberts comenzó a girar la rueda y Mara pudo escuchar cómo los engranajes de la puerta se soltaban. El ruido era espantoso, pensó mientras su impaciencia crecía. La rueda dejó de girar y Roberts abrió la puerta lentamente. No había manera de que su visita no hubiera sido anunciada y pillara por sorpresa a Doc.

Mara indicó a Roberts que entrara primero y ella le siguió teniendo cuidado de no tropezar con la parte inferior del marco de la puerta. Entraron a una estancia enorme con inmensas cajas aparcadas y aseguradas en las esquinas. En el centro había una serie de mesas unidas en forma de U y llenas de pantallas de ordenador del tamaño de televisores. Y sentado observando las pantallas estaba su presa, Doc, que no parecía hacerles caso.

-Deje la cena por ahí –dijo Doc tomando por sorpresa a Mara sin girarse ni apartar la mirada de sus pantallas- Y pídale al capitán que le apunte una buena propina.

Mara sonrió. La suerte no la había abandonado. Indicó a Roberts que no dijera nada y que cerrara la puerta. El marinero obedeció y aseguró la puerta de nuevo.

Mientras Mara se acercaba lentamente a Doc pudo estudiar con más detalle el lugar en el que estaba. No tenía ventanas. Debía estar en alguna zona del centro del barco. Había otra puerta al otro lado de la habitación que estaba llena de pizarras blancas con anotaciones que no conseguía comprender lo más mínimo. En un lado, había otra mesa con varias bandejas y platos acumulados y un colchón. Parecía que realmente era cierto que Doc apenas salía de ahí.

Se acercó lentamente tratando de no aparecer en el reflejo de las pantallas o de hacer algún ruido que pudiera poner en alerta a Doc. Respiraba casi con dificultad. El nerviosismo se estaba apoderando de ella a cada paso que le acercaba a su objetivo.

Finalmente, cuando estaba apenas a cinco metros indicó a Roberts que se detuviera.

-Hey Doc- dijo Mara a modo de saludo- ¿Qué hay de nuevo viejo?

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