Jornada 06. En la boca del lobo (11)


-Me encanta ver que la buena educación no se ha perdido con los años –dijo Mara- Y que las enseñanzas religiosas han calado hondo en usted.

-Por supuesto –respondió Roberts parándose en seco ante la sorpresa de Mara- Ese amor entre personas del mismo sexo es anti natura. Una aberración.

Mara le indicó que siguiera caminando.

-Siempre me ha impresionado esa facilidad que tienen los creyentes de usar la naturaleza cuando les conviene y denostarla cuando les desagrada–señaló Mara- En la naturaleza hay casos de… relaciones entre mismo sexo, por no decir de los que se reproducen sin necesidad de una pareja… Pero bueno, trato de no discutir con gente como usted. Son irracionales y no atienden a razones.

-Habló la que se ha colado en un portaaviones para quitarle la vida a una persona –respondió Roberts alterado.

-Hay una frase que me viene a la cabeza… como era –dijo Mara haciéndose la interesante- Ah sí, ojo por ojo y diente por diente. Muy bíblico, ¿verdad?

-Lo que usted diga señora –dijo Roberts que comenzaba a estar molesto con la conversación- Pero nada justifica el asesinato.

-Me lo dice un soldado a bordo de un barco militar –respondió Mara sonriendo- que se dedica a exterminar vivos y muertos sin diferenciar. El mundo está lleno de contradicciones, ¿verdad?

-¿Podemos seguir andando en silencio? –Preguntó Roberts- Le conduciré hasta su doctor, pero deje de burlarse de mí, mi fe y mi trabajo.

-Venga Roberts –dijo Mara- No se ponga así. Mis razones para estar aquí a bordo están más que justificadas. Se lo aseguro. Palabra de girl-scout. Incluso creo que les estoy haciendo un favor. A los militares y a los seres humanos en general.

-Nada justifica… qué más da lo que diga –respondió Roberts- Ya casi estamos. Espero que su reunión con el doctor sea feliz y productiva.

-Oh será una fiesta llena de sorpresas y ese tipo de cosas –dijo Mara sonriendo- Le aseguro que la sorpresa que se llevará al verme a bordo será inolvidable. Si pudiera hacer una foto o grabar un video… pero bueno, no se puede tener todo en la vida.

-Vale, vale, lo que usted diga señora –dijo Roberts volviéndose a parar y señalando una puerta- Ya estamos, aquí está el laboratorio del doctor. Se pasa aquí todo el día. Sólo sale para ducharse… y no tan a menudo como debería.

Mara respiró hondo. Estaba a unos metros de su destino final. Al pasar aquella puerta se encontraría cara a cara con el doctor tan cerca como hacía décadas que no lo había estado. Tragó saliva al notar su garganta seca. Estaba nerviosa, notaba cómo su corazón se aceleraba.

-Bueno Roberts, abra la puerta, no dejemos al doctor esperando mucho más –dijo Mara señalando la puerta- Y usted delante, por favor. No me va lo de las señoras primero.

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