-Que seguro que tiene que ver con zombis –señaló Mara con un toque de rabia en su voz- y con la población de la isla.
-Por supuesto que no –respondió Roberts indignado- ¿Cómo puede pensar siquiera que mis superiores dejarían que se experimentara con civiles inocentes?
-Así que reconoce que están experimentando con civiles –señaló Mara sonriendo- Aunque no inocentes. ¿Qué hace que eso sea moralmente correcto?
-Yo no he dicho eso -respondió Roberts al ver el error que había cometido- Y aunque fuera así, son criminales, hipotéticamente hablando.
-Son personas vivas –se indignó Mara- Con derechos. Experimentar con ellos es… inhumano.
-Son asesinos, violadores, pederastas –señaló Roberts- Lo peor de lo peor de la sociedad. Que sirvan para algo además de para causar dolor.
-Y gays y presos políticos –respondió Mara- No se olvide de esas abominaciones de la naturaleza.
-Nadie les ha obligado a ir contra la naturaleza y las enseñanzas religiosas –se quejó Roberts- Deben pagar sus abominables actos.
-Así que enamorarse ahora es un pecado –señaló Mara- No sabía que en la Biblia prohibían amarse. Creía que era todo lo contrario.
-Hereje –espetó Roberts- No sé qué negocios tiene con el doctor pero su defensa de esa gente delata sus adhesiones.