-Y ya que estáis llamad también a todos los que estén de vacaciones, quedan canceladas –dijo Carlos que comenzaba a temerse lo peor.
Los minutos fueron pasando en la sala de seguridad sin más novedades. Las operadoras pudieron localizar a buena parte del personal de seguridad que estaba de vacaciones de una manera u otra. No parecían muy contentos al escuchar que sus vacaciones habían sido canceladas. Pero cuando les explicaban el motivo lo único que preguntaban era si se podían llevar a la familia al hotel.
Carlos había dado instrucciones para que la respuesta fuera positiva. El hotel siempre tenía habitaciones libres para emergencias. Y, aunque no esperaba que estuvieran mucho tiempo, sabía que un padre o madre de familia estaría más tranquilo sabiendo que sus seres queridos estaban cerca y seguros.
La situación con los equipos no mejoró. No podían contactar con ellos de ninguna manera posible. Y el informático no estaba teniendo mucha suerte tratando de recobrar las imágenes originales de las cámaras de seguridad. Y para aumentar las malas noticias los de mantenimiento, después de comprobar los equipos y las antenas lo único que pudieron decir fue que no era un problema por su parte. Al menos consiguieron reforzar la señal, pero aún así no conseguían hablar con nadie… ¿o es que no quedaba alguien para contestar?
-Estoy recibiendo algo –dijo una de las operadoras que inmediatamente puso la señal por los altavoces para que todo el mundo en la sala pudiera escucharla.
-Soy el señor Gerald hablando por la banda de emergencia, indiquen al resto de equipos que introduzcan el siguiente código en sus radios: asterisco, seis, seis, seis, almohadila o rejilla o como lo llames. De esa manera establecerán una comunicación segura con la central, sin interferencias y encriptada. Indiquen a sus equipos que vuelvan al hotel y que tenemos un código negro entre manos.
Carlos cogió la radio inmediatamente.
-No podemos contactar con ningún equipo –dijo sin perder tiempo-. Y la señal de las cámaras de seguridad de tráfico ha sido pirateada y no podemos ver lo que está pasando.
-Repitan la señal por los canales normales –respondió Gerald-. Lo escucharán, con algo de interferencia, el mayor problema era que no podíamos responder, pero les escuchábamos entrecortados.
-De acuerdo –dijo Carlos indicando a una de las operadoras que comenzara a radiar las instrucciones-. ¿Dónde se encuentran y cuántos zombis hay?
-¿Tiene algún informático a mano? –Preguntó a su vez Gerald-. Es mejor que lo vea con sus propios ojos. Sino no me creería.
-Tenemos un informático a mano –respondió Carlos mirando al susodicho-. Le está escuchando.
Durante los siguientes minutos Gerald fue dando instrucciones al informático para que consiguiera saltarse la señal pirateada y acceder a la señal original. De fondo mientras tanto se seguía escuchando ruido de multitud y música. Nadie diría que había una plaga zombi.