-Cojones –dijo el sargento . Estoy encerrado con un escritor famoso. La de vueltas que da la vida.
-Qué me va a contar –respondió Castillo . Ni en mis peores sueños habría pensado en acabar en una celda en una base militar junto a un sargento, con mi compañero novato muerto y su cabeza esparcida por el suelo y una horda de zombis dirigiéndose hacia la ciudad la víspera de Reyes.
-Se podría hacer una buena novela –señaló el sargento.
-Nah, todo parecería demasiado artificial, demasiadas casualidades –respondió el policía . En fin, espero que al menos mi hermano esté encerrado en su casa.
-¿Tiene un hermano? –Preguntó con curiosidad el sargento.
-Sí, y también es famoso –dijo Castillo . Seguro que ha oído hablar de él, hace poco que llegó a la isla procedente de los Estados Unidos, es un científico famoso; lo que le hace una celebridad aquí también.
-Un segundo… ¿El tal Marc ése del que hablaban hace nada los periódicos es su hermano? –Preguntó sorprendido el sargento.
-Culpable –sonrió Alex . Él heredó su cerebro para las ciencias y yo para las letras.
El sargento silbó sorprendido.
-Bueno, seguro que estará bien –dijo el sargento tratando de tranquilizar a Alex . Al fin y al cabo, si ha estado rodeado de zombis para sus experimentos tendrá más posibilidades de sobrevivir. ¿No?
-¿Me creería si le digo que he visto una nueva generación de zombis? -dijo Alex poniéndose al borde del banco de piedra . Corren, son más fuertes, y no tienen el periodo de incubación medio que conocíamos. Se convierten en cuestión de minutos.
El sargento puso su espalda recta ante las palabras del policía.
-Si eso es cierto debemos dar parte –dijo el sargento alarmado.
-¿Y quién me escucharía? -Preguntó Alex . Ya ha visto qué ha pasado cuando he tratado de dar la alerta. Han matado a mi compañero y me han encerrado.
-Lo dice como si fuera una conspiración o algo así –dijo el sargento en tono de broma.
-Las cámaras de tráfico no han filmado a los zombis acumulándose en la cárcel –señaló Alex . Ni tampoco en su ataque en los Ocimax. Tampoco hemos recibido una alerta de fuga y nadie nos ha avisado de una manifestación pro-zombis.
-Bueno, puede ser todo parte de la casualidad –señaló el sargento.
-Mi radio dejó de funcionar cuando quise dar el aviso a la central –siguió Alex . La de mi compañero también dejó de funcionar. Y la del coche patrulla. Y no he conseguido cobertura desde que me tropecé con los zombis.
-Ahora que lo dice recuerdo que ha habido varios oficiales que se han quejado a Comunicaciones de que sus móviles no funcionaban dijo el sargento recordando un informe que le habían dado.
-¿Sigue creyendo que todo es fruto de la casualidad? –Preguntó Alex . ¿Incluyendo el que ordenen no intervenir al ejército?
El sargento se quedó en silencio.
1 comentario
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Mmmmm… no sera ese tal Marc el doctor-loco-lleva-cerebros-en-el-bolso??? Tengo ganas de que aparezca ese personaje otra vez…