Jornada 04. Cabalgata de muertos (09)


Durante los siguientes segundos nadie dijo nada. Todos se quedaron observando la figura que había entrado en el ambulatorio, escopeta en mano, gritando ‘¡Zombis!’. Fue una mujer de mediana edad y con un grave problema de sobrepeso quien rompió el silencio con una voz medio apagada, como si le costara decir cada palabra, más por desidia que por otra cosa.

-¿Le parece bonito a su edad ir por ahí gastando bromas a la gente? –Le acusó la mujer . Vago, que es usted un vago, búsquese un empleo en vez de molestar a la gente honrada.

-Señora, por Dios, que estoy hablando en serio! –dijo Castillo incrédulo ante lo que le estaba pasando . ¿Es que no ve la placa? Soy un puto agente de la ley.

-Usted no es policía –dijo la señora muy irritada . Mi hijo es policía y conozco los rangos, y el que usted lleva está mal. Deje de molestar y lárguese de aquí, gamberro, que es usted un sinvergüenza.

Castillo no se podía creer su suerte, y maldijo mentalmente y en silencio a la misma, no queriendo dar más argumentos a la mujer que parecía haber tomado la voz cantante.

-Bien, pues llame a su hijo –dijo Castillo sin perder la paciencia . Y que venga corriendo hasta aquí para darme esa lección que necesito.

La mujer dudó un segundo pero acto seguido cogió su bolso y se sacó un móvil del mismo, marcó y esperó unos segundos.

-Tiene usted suerte, parece que no tengo cobertura y no puedo localizar a mi Zafra –se quejó amargamente la mujer mirando el móvil . Siempre pasa lo mismo, cuando lo necesitas no funciona. Recoja sus juguetes y váyase a molestar a otra parte.

-¿Por qué nadie llama a seguridad? –Interrumpió otra persona interviniendo en la conversación . ¿No hay un agente de seguridad en el edificio?

Varias personas más secundaron aquellas palabras.

-Eso, eso, que alguien llame a seguridad, y que le dé una paliza a este payaso mientras le echan –dijo la primera señora . A ver si aprende la lección y no vuelve a bromear con ese tema tan serio. Y que sepa que son ‘no-personas’. Que zombis es un término despectivo y sólo lo usan las personas despreciables.

-Bueno señora, tampoco se pase –intervino otro señor , que esas horribles criaturas tampoco pueden ser tratadas como personas.

-Por eso hay que llamarlos ‘no-personas’ –insistió la mujer . Ellos no han pedido volver a la vida de esa manera. Son unos pobres desgraciados. Y no merecen que además de estar muertos, les insultemos.

-Qué quiere que le diga, a mí el término zombi no me parece insultante –intervino una tercera persona.

Y de repente todo el mundo se había olvidado de Castillo y de por qué había entrado para ponerse a discutir sobre si debían llamarse no-personas o zombis. El pobre policía no podía creer lo que estaba pasando. Y todo por culpa del novato.

Mientras todo esto ocurría una mujer de avanzada edad se había apartado del grupo y se había acercado a la puerta, se había asomado a la calle y había vuelto de nuevo al mostrador con un andar lento y cansino. Viendo que la gente cada vez estaba más alterada y levantando más la voz hasta llegar a gritar, la mujer cogió su bastón y dio varios golpes con el mismo sobre el mostrador para llamar la atención del gentío. Al escuchar el ruido la gente se quedó en silencio observando a la anciana.

-Me temo que el joven tenía razón –dijo la señora con voz amable pero firme . Me acabo de asomar y en la rotonda hay un grupo numeroso de zombis. Los he visto con mis propios ojos, una de las pocas cosas que Dios me ha conservado.

El silencio volvió a hacerse en la entrada del centro de salud.

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